sábado, 27 de abril de 2013

¿Las abejas pueden oler?





Sí, pero no tienen nariz

Las abejas tienen el sentido del olfato tan desarrollado que a veces rivaliza con el de los perros. De hecho la policía las utiliza para detectar explosivos. Pero las abejas huelen a través de sus antenas. En ellas hay numerosos órganos sensoriales que en forma de pelos, cavidades o placas porosas responden a los estímulos químicos, térmicos y vibratorios, por lo que además de oler pueden sentir sonidos, vibraciones, temperatura o el grado de humedad. 
El sentido del olfato es fundamental para las abejas no solo para localizar el néctar de las flores sino para comunicarse entre ellas.





¿Qué son las feromonas?





Son señales de comportamiento

Las feromonas son sustancias químicas segregadas por los seres vivos con el fin de provocar determinados comportamientos específicos o como medio de comunicación. Cada colmena tiene un olor determinado producto de una determinada feromona que identifica a la comunidad. La abeja reina utiliza varios tipos de feromonas, para inhibir el desarrollo ovárico de las obreras, consiguiendo que solo exista una sola reina o para atraer a los zánganos en el vuelo nupcial. Las obreras también segregan feromonas desde distintas glándulas, para comunicar la presencia de la Reina, como alarma ante alguna amenaza o como aviso del hallazgo de una fuente de alimento.


¿Cuántos ojos tienen las abejas?




2 compuestos y 3 simples

Que las abejas tienen dos ojos compuestos a cada lado de la cara es de sobra conocido; pero muy poca gente sabe que también poseen sobre la frente tres pequeños ojos simples, u ocelos. Los compuestos les sirven para ver de lejos y distinguir los colores, entre ellos el ultravioleta, invisible para nosotros. Estos ojos compuestos son mucho más rápidos que los nuestros. En lugar de 30 imágenes por segundo disciernen 300. En cuanto a los ocelos, son lentes muy simples con las que se orientan de cerca. Y ello gracias a que captan la intensidad, longitud de onda y duración de la luz.


¿Y si nos pica una abeja?






Mejor no frotarse

Lo mejor en caso de picadura es actuar con calma y no frotarse Si nos frotamos, reventaremos la glándula de veneno y éste se extenderá todavía más. Lo correcto es extraer el aguijón arrastrándolo fuera de la piel con la punta de la uña o con cualquier cosa que tenga la punta plana. Y hay que hacerlo rápido, pues otras abejas pueden acudir al oler el veneno. Contra el dolor, lo mejor es aplicar calor sobre la picadura. En poco tiempo el veneno quedará neutralizada y cesará el dolor. En caso de que éste perdure, hay que acudir al médico urgentemente. Podríamos ser alérgico y eso sí es peligroso.


¿Por qué los panales son hexagonales?




Para aprovechar mejor el espacio

Junto con los triángulos y cuadrados, el hexágono es uno de los tres únicos polígonos regulares con los que se puede formar un mosaico. Pero haciéndolo con hexágonos las abejas consiguen mayor superficie para un mismo perímetro, con lo que pueden almacenar mayor cantidad de miel ahorrando al máximo la producción de cera, que es de lenta y costosa. Las abejas construyen sus celdillas de unos 5 milímetros de ancho con el vértice hexagonal hacia arriba. La reina utiliza las celdillas centrales de los panales como cámaras de cría dejando el resto para que las obreras almacenen la miel y otros productos de la colmena. 

¿Por qué bailan las abejas?





Para comunicarse

Aquí vemos a una abeja obrera en plena danza mientras sus compañeras la observan. Les está indicando datos muy precisos sobre una fuente de alimento que ha descubierto. Con su baile, señala el ángulo que existe entre la colmena y la fuente de alimento respecto al sol. Además, si la danza es circular, significa que está cerca, a menos de 100 metros. Po el contrario, si es en forma de ocho, el viaje será más largo. Este dato resulta fundamental para que las demás se aprovisionen de alimento debidamente antes de partir. Si una abeja al llegar a la colmena no danza, la fuente de alimento  encontrada no es importante.

¿Quién refrigera una colmena?





Las propias abejas

El control de la temperatura de la colmena es fundamental para la supervivencia de sus habitantes. Por ejemplo, la cámara de cría siempre ha de estar entre 34º y 36º C. para que los “pollos” prosperen. Si no hay cría, la temperatura suele estar entre los 25º y los 15º C. Si pierden calor, las abejas lo recuperan formando entre ellas racimos alrededor de la zona de cría. Por el contrario, si el ambiente es sofocante, logran ventilar la colmena rompiendo los racimos que forman o agitando sus alas a toda velocidad, a modo de ventiladores.

¿Cómo obtienen la cera para sus colmenas?




Con las glándulas cereras

La cera es el elemento fundamental para la construcción de las colmenas, una especie de cemento para las abejas. Es producida por las obreras cuando tienen entre 12 y 18 días de edad gracias a las glándulas cereras situadas en la parte interna del abdomen. De ellas brota una sustancia blanca que, al contacto con el aire se solidifica formando escamas. Las abejas las recogen y trituran añadiéndoles polen y propóleos creando largas tiras denominadas cadenas de cera. Con ellas crean nuevas cerdillas de los panales o los tapan operculando las cámaras de cría.

¿Vuelan muy lejos las abejas?





A veces, a más de 10 Kms

Está comprobado que la distancia de vuelo de las abejas para recolectar miel y polen puede variar entre unos pocos centímetros y más de 10 kilómetros. Esto último sucede cuando hay una extrema escasez de alimentos. Lo normal es que no se alejen más allá de un kilómetro de la colmena, con lo que una colonia explota las 300 hectáreas que hay a su alrededor. Esto resulta lógico si pensamos que cuanto más tengan que volar, más alimento necesitarán transportar y más pesado les resultará el vuelo. Al volar, pueden alcanzar hasta 25 kilómetros por hora, gracias a sus potentes alas, que se mueven a razón de 200 veces por segundo. 

¿Qué es la partogénesis?




Reproducción sin esperma

Partenogénesis viene del griego y significa reproducción virgen. Es decir, nacimiento de un individuo a partir de un huevo femenino no fecundado. Este mecanismo, que parece imposible, es usado por muchas especies, entre ellas la abeja de la miel. No es que las abejas se generen sólo con partenogénesis. De hecho, la mayoría, obreras y reina, nacen de huevos que sí están fecundados por un gameto masculino. No así los zánganos, los machos, que se generan, gracias a la partenogénesis, a partir de huevos no fecundados. Estos huevos “vírgenes” son habitualmente puestos por la reina y, excepcionalmente, por las llamadas obreras ponedoras. 

¿Cómo transportan el polen las abejas?




En unos cestillos que tienen en sus patas

El pelo de las abejas están cargado electrostáticamente, lo que hace que al depositarse en una flor, el polen se adhiera a su cuerpo. Este, cuando la abeja se desplace a otra flor será el que, al desprenderse, efectúe la polinización. Pero las abejas además del néctar de las flores también recolectan polen ya que es fundamental para su nutrición. Las abejas hacen unas pelotitas de polen que las depositan en la tibia de sus patas traseras, donde una especie de cestillo llamado corbícula sustenta el polen durante el transporte hasta la colmena. En las piqueras los apicultores colocan rejillas con agujeros lo suficientemente anchas como para que penetren las abejas pero que hacen que las bolitas de polen se desprendan cayendo a una bandeja donde se recoge

¿Cuántas hermanas pueden llegar a tener una abeja?




Unas 80.000 en una misma colmena

Una abeja reina puede llegar a poner unos 2.500 huevos al día. Estos huevos pueden estar fecundados, en cuyo caso nacerán nuevas abejas obreras, o no, en tal caso nacerán zánganos. Como la vida de una abeja no pasa de los 35 días, este proceso de renovación está en continua actividad, pudiéndose alcanzar comunidades de unos 80.000 individuos dentro de una misma colmena. Todos ellos serán entonces hermanos de una misma madre, la abeja reina, aunque de distintos padres, los zánganos que la consiguieron fecundar durante el vuelo nupcial y que murieron tras conseguirlo. Como la abeja reina puede alcanzar los 4 o 5 años de vida, en ese tiempo habrá puesto millones de huevos. Sin embargo el número de zánganos que nacerán de ellos apenas llegarán a ser más de 4.000.-

¿Quién realiza el vuelo nupcial?




La Reina y los zánganos

Al poco de nacer, la reina está preparada para procrear, por lo cual sale de la colmena con buen tiempo y en horas luminosas, para iniciar su vuelo nupcial. Inmediatamente aparece una nube de zánganos, siempre de otras colmenas. Esto es para garantizar la variabilidad genética. Zánganos y reina evolucionan en el aire en una danza nupcial que precede al apareamiento. Durante varios vuelos, y en varios días, la reina se aparea con entre 10 y 15 zánganos, que normalmente mueren por el esfuerzo. Por tanto, las abejas de una colmena nacerán de una sola madre pero de padres distintos. El vuelo nupcial termina bruscamente cuando la reina nota que su espermateca está llena. 

¿Quién fabrica la jalea Real?



Las abejas obreras

Las obreras que producen jalea real, las llamadas nodrizas, lo hacen gracias a unas glándulas que tienen en la boca y la faringe. Pero no las producen para ellas, sino para alimentar a la reina, que la tendrá como alimento a lo largo de toda su vida. Además de ser muy nutritiva, contiene diversas sustancias que protegen a la reina de enfermedades. También se emplea para criar “pollos” de los que nacerán obreras. Pero las futuras obreras se nutren así por poco tiempo: sólo entre el tercer y el sexto día de puesto el huevo. Y con una jalea más líquida, con menos hormonas, y mezclada con polen. De no ser así, todas las crías nacerían reinas.

¿Realmente los machos de la colmena son unos “zánganos”?




Comparados con las obreras, sí

La vida de una abeja obrera es realmente dura. Tras dejar sus estado larvario, durante los primeros 5 días de sus vida se dedica a limpiar y a cuidar a las crías, después, los siguientes 5 días los dedica a alimentar a las larvas y más tarde a limpiar, repartir alimento y construir celdillas hasta alcanzar los 17 días de vida, cuando comenzará a preparar polen y vigilar la entrada. Es entonces cuando, ya adulta, saldrá de la colmena a pecorear durante sus diez últimos días de vida. Sin embargo los zánganos, que tardan más en nacer y que no disponen de aguijón para defender la colmena lo único que hacen es esperar a que la abeja reina inicie su vuelo nupcial segregando una feromona especial que los incitará a seguirla. Los que consigan fecundarla morirán y resto continuarán esperando un nuevo intento.

Pero ¿Pueden volar las abejas?





Evidentemente sí, aunque su mecanismo ha sido un dilema para los científicos

El secreto del vuelo de las abejas es un problema que durante mucho tiempo se ha mantenido sin aclarar científicamente. Los cálculos dicen que según el tamaño de sus alas, el peso de sus cuerpos y la física aerodinámica que conocemos, su vuelo es imposible. Pero las abejas pueden estar ya tranquilas pues diferentes investigaciones científicas han explicado como lo hacen. A diferencia de otros insectos voladores que baten sus alas con un ángulo de inclinación entre los 145 y los 165 grados, las abejas lo hacen con una batida muy corta, con menos de 90 grados, pero su aleteo se realiza con mucha más velocidad alcanzando las 230 veces por segundo. Esto junto con las características especiales de sus flexibles alas, les proporciona la suficiente sustentación para volar.

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